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CARA A CARA

El día a día con TDAH

Cada persona experimenta de manera diferente los síntomas del TDAH, entre los cuales los más destacados son la inatención, la hiperactividad y la impulsividad. Estos síntomas a menudo pueden suponer un reto en el día a día de las personas, que deben aprender a gestionarlos de la mejor manera para poder enfrentarse a la actividad adulta. Hablamos con Ana y Macarena sobre cómo les afecta en su cotidianidad tener TDAH y las estrategias que utilizan para gestionar mejor el tiempo, acordarse de las cosas importantes, controlar algunos impulsos y superar algunas barreras laborales y sociales.

¿En qué actividades de tu día a día crees que te perjudican más los síntomas del TDAH?

Lo que más me afecta en mi día a día es la mala gestión del tiempo, no ser consciente de si han pasado 2 o 40 minutos; no sé calcular el tiempo. Puede parecer exagerado, pero cuando tengo que ir a la oficina suelo llegar con una hora y media de antelación. Prefiero tomarme un café y revisar correos tranquilamente a ir agobiada por llegar tarde. 

Además, tengo hiperactividad mental; por lo tanto, siempre tengo muchos pensamientos diferentes a la vez y hace que me cueste concentrarme en tareas concretas. Y esto, a su vez, hace que cambie de actividad muy rápido porque acabo perdiendo el interés. 

Ana Helguero
Macarena Fortea

Me diagnosticaron TDAH con cincuenta años. Al no haber estado diagnosticada en la infancia, es tanto el nivel de frustración, que luego hay una desregulación emocional muy alta. Ha sido una lucha de entrenamiento toda mi vida: mis hijos, mi vida, el trabajo, los estudios... Me he pasado la vida estudiando, tengo seis títulos universitarios, pero creo que todo ha sido para demostrar que yo no soy tonta, porque si en una cosa me ha perjudicado el TDAH es en la autoestima. 

He tenido que hacer un esfuerzo enorme en cada cosa de mi vida, pero el desgaste ha sido también muy exagerado. Nadie se puede imaginar lo que a mi me cuestan algunas cosas: el orden, los despistes, la comprensión lectora, poder desarrollar la información que tengo dentro, mantenerme en un trabajo más de tres años, gestionar el tiempo... Pero de todo, lo más difícil para mi ha sido la incomprensión de los demás y la baja autoestima que tengo. Y esto sin entrar en las comorbilidades del TDAH, como la depresión. 

Es como si el mundo estuviera hecho para personas de tres metros y todos midieran tres metros menos las personas con TDAH. Y donde un señor de tres metros va y se sienta, nosotros tenemos que saltar hasta poder agarrar la silla, subir y sentarnos. Esta es mi vida, un desgaste.  

¿Utilizas alguna estrategia o algún truco para no olvidar las citas o las cosas importantes?

No soy una persona que se olvide demasiado de las citas, siempre lo tengo presente. Pero aun así, lo apunto todo en el móvil y hago un pantallazo y guardo la foto en una carpeta de favoritos. Sé que ahí siempre tengo las citas médicas y las contraseñas de las apps y las webs, por ejemplo.

Ana Helguero
Macarena Fortea

La agenda es fundamental. Hay que tener una agenda sí o sí, apuntarlo todo y revisarla todos los días. También tengo una hoja siempre en la mesita de noche y así, cuando me acuerdo de algo importante, lo escribo, Ahora, por ejemplo, que necesito tomarme la tensión, me pongo un papel recordándomelo encima de la cama. Pongo muchas señales visuales y voy cambiando de señal para que me llame la atención y no sea un estímulo que pueda llegar a normalizar. 

¿Y para gestionar el tiempo?

Cuando hago cualquier actividad, me pongo música y me reto a hacer un número determinado de cosas antes de que acabe la canción que estoy escuchando o la siguiente. Por ejemplo, fregar los platos y vasos o todos los vasos y los cubiertos, o barrer parte de la casa antes de acabar la canción. Hacer esos cálculos hace que me motive. 

Además, recomiendo algún dispositivo tipo Alexa que puedes configurar para que te recuerde las cosas y tareas cada poco tiempo. 

Ana Helguero
Macarena Fortea

En mi caso, he aprendido con los años a controlar la gestión del tiempo, porque he criado a dos hijos, he llevado una casa y he tenido cargos de dirección en algunos trabajos. Es algo que me cuesta, pero he tenido que aprender a hacerlo y ahora ya lo tengo integrado. Eso sí, sigo pensando que me da tiempo de hacer muchas cosas en poco tiempo, y luego no es así. 

¿Has logrado controlar de alguna manera tu impulsividad, ya sea al hablar, en compras u otro tipo de actividad?

La medicación me ayuda muchísimo a controlar la impulsividad, sobre todo porque solía cortarme el pelo yo sola en el baño porque me parecía buena idea en ese momento (solía ser de madrugada) y al estar en hiperfoco no me daba cuenta y no podía salir de ahí. 

También soy muy impulsiva al hacer planes; me encanta viajar y, si mi cerebro en ese momento determina que hay que hacer un viaje, lo busco y acabo comprando billetes para algún destino casi sin darme cuenta. En este sentido no me quejo. 

Lo que sí he llegado a controlar por mí misma es a no interrumpir en una conversación. Cuando alguien está conversando conmigo y yo estoy escuchando, el sonido de coger aire para empezar a hablar hace que mi cerebro me mande una señal de stop automáticamente y hace que no hable ni interrumpa. 

En cuanto al dinero, lo que a mí me funciona es sacar una cantidad de dinero en efectivo, guardarla en un sobre y saber que está dedicado para los gastos de ese mes. Comprar con tarjeta es no controlar el gasto que llevo, así que prefiero ver el dinero que va quedando en el sobre. 

 

Ana Helguero
Macarena Fortea

En los trabajos, por ejemplo, no puedo aguantar más de dos o tres años y los dejo. Puedo hacerlo todo, pero acotado en el tiempo. Por eso creo que deberíamos tener una incapacidad, porque no somos capaces de mantenernos, no puedo, es algo superior a mi. 

Y algo que también me pasa es que interrumpo las conversaciones de los demás, y yo no me daba cuenta hasta que me lo dijo mi hijo, que también es TDAH. Y lo que hago, aunque muchas veces no lo logro, es decirme a mí misma: «Macarena, calla, escucha, no es tan importante lo que vas a decir». Porque si interrumpo es para que no se me olvide lo que quiero decir, porque sé que se me va a olvidar, no por otra cosa. Pero esto dificulta a veces la relaciones sociales, porque piensan que no te interesa lo que te están contando. Igual que cuando en las conversaciones no miro a la persona y desvío la mirada a un punto fijo, para no tener demasiados estímulos que vienen de ella, como el pelo, las gafas, la ropa, los gestos..., y que me pueden distraer y desviarme de la conversación.

La impulsividad creo que es algo que puede llegar a perjudicar a muchas personas con TDAH. De hecho, es sabido que hay muchas personas con TDAH en la cárcel por no poder controlar estos impulsos. Por eso soy partidaria de la medicación, creo que es necesaria.  

¿Cómo intentas evitar la procrastinación?

Suelo dejar todo para el final (tareas de la casa, levantarme de la cama y estudiar) porque necesito sentir la presión del último momento y, además, me he dado cuenta de que así soy más eficaz. 

En los exámenes, estudio justo antes de ir al examen. Tengo la suerte de tener muy buena memoria fotográfica. Si estudio con meses de antelación, es imposible que me concentre, así que aprovecho que las altas capacidades compensan la procrastinación del TDAH al estudiar. 

En terapia he aprendido a entender que no está mal hacer las cosas de manera diferente al resto, si es lo que en realidad me funciona a mí. Intento no castigarme sino aprovechar ese  «don» de la memoria y la rapidez al hacer las cosas. 

Por eso me comprometo conmigo misma a que, si no me apetece hacer algo a lo largo del día (o se me ha olvidado), tengo que hacerlo después o a última hora. Así no se me acumula. 

Ana Helguero
Macarena Fortea

Aunque no pueda o no quiera, me fuerzo a hacer las cosas. Me hago una lista con las cosas importantes y otra con las cosas que tengo que hacer cada día. Y voy tachando, y lo hago. Supongo que en parte es porque hay dos cosas que tengo muy arraigadas: no querer fallar a los demás y la fuerza de voluntad. Yo he sido una luchadora nata, la verdad. Estoy orgullosa con todo lo que he logrado, superando todas las dificultades y con mucho esfuerzo. Y he tenido un hijo con TDAH, y ha sido todo muy duro. Si miro para atrás, pienso: «Olé tú, Macarena». Porque con la familia en la que crecí y todo lo que me ha pasado, era para salir fatal, y creo que soy mi mejor versión. 

Y en el trabajo, ¿crees que es favorable explicar a los compañeros y a la empresa que tienes un TDAH? Cuando lo has hecho, ¿cómo se lo han tomado?

Me diagnosticaron hace dos años. En el trabajo nunca ha sido un impedimento porque siempre, desde qué empecé a trabajar, estoy en hiperfoco y mantengo la concentración a tope. Tanto es así, que no me doy cuenta de que no me estoy relacionando o de que es mi hora de comer, de lo concentrada que estoy.

En mi trabajo actual se lo he comentado a mis compañeros y a mi jefe. Precisamente porque hay mucho desconocimiento, prefiero contarlo abiertamente para acabar con la idea de que si tienes TDAH no eres bueno en tu trabajo o que eres como un niño que no para quieto. 

Soy hiperexigente y perfeccionista, pero aún así, lo he comentado con mi superior para que entienda la baja tolerancia a cometer errores que solemos tener y los bajones que supone. Creo que es importante contarlo solo si consideras que estás en un ambiente seguro, no forzarlo. A no ser que la persona en concreto necesite adaptaciones, porque, en ese caso, ser transparente ayuda tanto al empleado como a la empresa. 

Ana Helguero
Macarena Fortea

Yo, como no lo he sabido durante muchos años de mi adultez, no lo he explicado nunca. Pero no sé si estamos suficientemente sensibilizados para entender qué es el TDAH, cuando aún oyes personas que dicen que no existe. Quizás la gente no es consciente de todo lo que supone para nosotros este trastorno. Yo he podido trabajar sin problema, pero es evidente que hay algunas cosas que nos cuestan, como estar sentados o quietos en un mismo sitio, y que hay trabajos que son más idóneos para nosotros

De todos modos, creo que debemos empezar a trabajar en serio la inclusividad. Porque, al fin y al cabo, ¿qué quiere decir neurodivergente? Simplemente es una condición que afecta a un número menor de personas, y cuando hablamos de minorías entonces viene la diferencia, el estigma, etc... A ver si van a tener que venir los marcianos para vernos a todos los humanos iguales, porque ahora solo buscamos las diferencias entre nosotros. 

 

Estos dos testimonios han sido posibles gracias a la Asociación Madrileña de Adultos con TDAH (AMATDAH) .

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 13 de Junio de 2024
Última modificación: 13 de Junio de 2024

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