¿Cómo gestionar y convivir con los síntomas de la psicosis?

La psicosis es un trastorno que puede tener cualquier persona, independientemente de si es hombre o mujer, de su nivel educativo o de su nacionalidad. El hecho que una persona tenga psicosis depende de diferentes factores: la vulnerabilidad genética, experiencias traumáticas en la infancia o en la adolescencia, consumo de drogas, el nivel educativo o el estrés. Este modelo se puede aplicar a otras condiciones médicas como la hipertensión o la diabetes. 

Pero todo el mundo puede tener alucinaciones y delirios. Alrededor de un 28% de las personas de la población general puede tener pensamientos delirantes y un 10-15% alucinaciones. No todas las personas que tienen estas experiencias acaban teniendo una psicosis; en el 80% de los casos, serán experiencias transitorias que no tendrán impacto en la vida de la persona. Pero en el 20% restante de los casos, estas experiencias producirán malestar e interferencia con la vida cotidiana, y es en estos casos en los que es muy importante pedir ayuda.

Yo creo que en su gran mayoría pueden ser debidos a sufrir abusos sexuales en la infancia, acoso escolar, maltrato psicológico, violencias varias… Las alucinaciones son un síntoma de un sufrimiento extremo. A veces necesitamos «crear» otra realidad para refugiarnos cuando nuestra realidad nos duele.

Pues bien, los delirios son creencias de las cuales una persona está convencida pero de las que no tiene pruebas de que sean ciertas, o bien no son compartidas por los otros.

Las paranoias son un tipo de delirios que tienen que ver con las otras personas. Por ejemplo, desconfiar de la gente porque crees que te quieren hacer daño, que se ríen de ti, que te critican, que te observan o controlan o que te quieren engañar.

Las alucinaciones son experiencias perceptivas sin un estímulo que las justifique o que otras personas no tienen. Pueden ser experiencias que afecten a cualquier modalidad sensorial: vista, oído, olfato, tacto, gusto o corporal.

El nivel de afectación puede variar mucho entre diferentes personas. Principalmente, la psicosis puede producir malestar en la persona y su entorno y también interferencia con su vida cotidiana. Pero hay muchas cosas que se pueden hacer para conseguir reducir estos síntomas el máximo posible. Buscar ayuda profesional es de gran utilidad.

Alicia

Persona con experiencia propia en psicosis

«He tenido que construir una nueva versión de mí misma»

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Yo diría que de nada a mucho hay una gama interminable de colores. También hay momentos en que varía, y mucho, el nivel de afectación. Lo importante es ir desarrollando herramientas que nos permitan su gestión y normalización en nuestro día a día.

Esa es la pregunta del millón. Yo utilizo la lógica: ¿a los vecinos les interesa mi vida?, ¿qué sentido tiene que me espíen o hablen de mí?, ¿cómo es posible que pueda escucharles criticándome a través de las paredes?, ¿tan importante soy para que la gente que me cruzo por la calle me espíe y me siga?; entre miles de millones de personas en la tierra, ¿cómo es posible que los extraterrestres me hayan elegido a mí? 

La alucinación visual siempre se mueve con tus ojos, es decir, si la ves a tu derecha, siempre estará a tu derecha, por más que te muevas intentando verla de frente, por eso, tenemos la sensación de ver pasar sombras o seres o insectos de un lado para otro, o, de que al ir a buscarlas se esconden, para luego asustarnos. Cuanto más fuerces el ojo para “ver”, más lo “verás”, por el contrario, si relajas tus ojos, ayudarás a que se “esfume”. La luz natural ayuda a disipar la alucinación visual, por contra, las habitaciones cerradas con luz artificial, con paredes blancas parecen convertirse en pantallas de cine. 

Y sí, podrás llegar a gestionarlo, convivir, y hablar de ello públicamente, con total naturalidad.

Hay elementos que te pueden ayudar. Puedes preguntar si alguien más lo ha visto o intentar tocarlo. También puedes cerrar los ojos, respirar y volver a mirar para ver si todavía está. Y sobre todo, matén la calma. La mente y los sentidos a veces nos pueden jugar malas pasadas.

Las alucinaciones auditivas o voces pueden ser positivas, neutras o negativas. Las voces negativas normalmente tienden a mantenerse porque generan mucho malestar y esto hace que la persona intente suprimirlas de alguna manera. Imagina que metes la mano encima de una vitrocerámica encendida. Tu reacción inmediata (instintiva) será apartarla, porque duele. Con las voces pasa lo mismo cuando son negativas. Y esto hace que vuelvan más a menudo. Hay muchas cosas que puedes trabajar con tus profesionales de referencia para disminuir el malestar que te producen las voces.

Yo también te diría: ¿A quiénes te recuerdan esas voces?, ¿quiénes te hablaron mal?, ¿en tu infancia y adolescencia has sufrido acoso?, ¿te han insultado de forma reiterada? Te recomiendo hablar de ello con personas de confianza y profesionales, aunque duela. Y empezar a hablarte bien a ti mismo. Muchas veces somos nuestro peor enemigo y nos decimos cosas horribles. Empieza a cambiar la manera en que te tratas. Trátate con amor y cariño, no con odio.

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Si estás en un momento en el que las voces y los delirios son muy intensos, es normal
que pienses que no pasarán nunca. No es un proceso fácil ni rápido, pero con ayuda
profesional y de tu entorno y con trabajo personal podrás conseguir estar bien y llevar a cabo tus proyectos, aunque queden algunos síntomas sin mejorar al 100%. Es como romperte una pierna; cuando estás con dolor, te acaban de operar y todavía no puedes andar, crees que nunca podrás volver a hacer el que hacías antes: ir a los lugares, correr, bailar... Pero con ayuda de los fisios, la familia y, sobre todo, mucho esfuerzo y paciencia, se puede conseguir. Aunque a veces te pueda hacer un poco de daño, esto no tiene por qué impedirte seguir adelante.

Sí, se puede convivir con ello. Es importante que vayas desarrollando tus propias estrategias de gestión. Yo no puedo elegir tenerlas o no, pero sí puedo elegir el lugar desde el cual las vivo. Es una elección que lo cambia todo, aunque las siga teniendo. Si un retrato me guiña el ojo, me da igual, ni le hago caso. Si al irme a dormir, aparece en mi habitación, una “aurora boreal” de colores, me dedico a mirarla y a dejarla pasar. Si veo insectos (en especial una araña), la miro como quien ve llover, sé que no debería, pero hasta le he puesto nombre y hablo con ella. Es decir, relativizar mucho, dejarlo pasar en lugar de pelearse contra ello.  También es importante no tener autoestigma y poder reconocer que tienes un problema de salud mental, porque de lo contrario puedes ir a buscar justificaciones de lo que sientes como real en las teorías de la conspiración.

Hay algunas cosas que pueden ayudar a prevenir recaídas. Tomar la medicación según la pauta de tu médico, evitar consumir drogas y alcohol, aprender estrategias para manejar el estrés, tener actividades que te gusten y gente con quién pasar tiempo y compartir tus preocupaciones. Una cosa muy importante es identificando tus síntomas de alarma y crear un plan de actuación por si vuelven a aparecer. Pide a los profesionales de tu centro de salud mental que te ayuden a hacerlo, compártelo con tus familiares y amigos más íntimos para que te ayuden. Si vuelven a aparecer y los identificamos a tiempo, los síntomas se podrán manejar a tiempo y puedes volver a estar bien en cuestión de poco tiempo y de manera mucho más sencilla.

También añadiría gestión, aceptación, aprendizaje, no tener miedo a pedir ayuda. Tener el tiempo estructurado, es decir, nada de quedarse en la cama hasta las tantas. Tener actividades que nos hagan salir de casa y relacionarnos. Es más importante estar activos, que el tipo de actividad. Da igual si estudias, trabajas, te vas cada día a pasear, colaboras con una entidad animalista, participas en actividades culturales o vas a talleres de pintura o lectura, es esencial ocupar nuestro tiempo en alguna actividad, para evitar dedicarnos a darle vueltas a nuestro mundo alucinatorio.

No. Son experiencias que le pueden pasar a cualquier persona. Si te generan malestar e interfieren en tu vida cotidiana, puedes consultar con tu médico o médica de cabecera por si crees que te podría ayudar o consultar con algún profesional especialista en salud mental. 

Experiencias psicóticas en la población general

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Ni una flor hace primavera, ni una gota una tormenta. Yo creo que mucha gente a lo largo de
su vida ha tenido algún tipo de experiencia inusual, sin más. Deberías preocuparte en el caso de que tengas algún tipo de consumo de drogas o te pases muchas horas encerrado, sin relacionarte con otras personas.

Hay muchas estrategias para disminuir el malestar. Si ya eres capaz de identificarlas, tienes más de la mitad del trabajo hecho. ¡Felicidades! Buscar pensamientos alternativos, hablar con personas de confianza que te den su punto de vista y hacer cosas que te ayuden a relajarte pueden ser algunas de ellas. Consulta a tu equipo de profesionales para encontrar las que te funcionen mejor. Ellos te darán opciones que puedes probar hasta que encuentres las que te ayuden más. 

Primero, déjame felicitarte por darte cuenta, ya tienes más de la mitad ganado. Yo cuando me siento «raruna», me voy a dar una vuelta y me siento en la terraza de un bar cercano a mi casa, a que me dé «la vida», es decir, el frío o el calor, o ponerme a hablar con cualquier conocido del barrio.

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Yo os diría que los síntomas pueden desaparecer o bajar su intensidad, pero la recuperación no es la ausencia de síntomas, sino aprender a convivir con ellos. Aún así, cada persona es diferente y su recuperación será diferente. 

Cada persona es diferente, la recuperación puede llevar más o menos tiempo, depende de cada caso. La recuperación se puede conseguir aunque los síntomas no hayan desaparecido por completo. Se puede trabajar, estudiar, hacer vida social, viajar, independizarse, aunque los síntomas no hayan desaparecido por completo.

Las recaídas pueden estar relacionadas con un conjunto de factores. Tomar la medicación adecuadamente ayudará mucho a prevenir recaídas. Pero hay otros factores que pueden hacer que aparezcan de nuevo algunos síntomas, aunque la sigas tomando: el estrés, el consumo de drogas y alcohol o guardarse los problemas para uno mismo, por ejemplo. Lo importante en estos casos es actuar cuando notes que aparecen los síntomas. Contacta con tu equipo de profesionales lo antes posible. Cuanto antes lo hagas, más leves serán y antes volverás a sentirte bien.

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Yo añadiría ¿Has hecho terapia? No lo vivas como una derrota. Los síntomas pueden volver, sí, pero de la misma manera que vuelven, también se pueden volver a ir. Ante una recaída, puedes ir a urgencias a que te ayuden a estabilizarte. Ves tranquilo, cada vez más, los profesionales son conscientes de la importancia de atendernos bien, con tranquilidad y humanidad. Estás en urgencias unas horas y luego vuelves a tu cotidianidad.

Este es un caso muy frecuente. Lo mejor es hablar con tu pareja. Explícale tu preocupación y proponle ir a visitar a un especialista para averiguar qué le está pasando y que pueda recibir la ayuda que necesite. Intenta hacerlo en un momento que estés tranquilo, que tu pareja también lo esté y que estéis en un entorno íntimo y sin prisas. Intentar transmitir calma, normalidad y seguridad es muy importante.

Cuando una persona experimenta un trastorno psicótico, el malestar también suele afectar a las personas de su entorno. Es muy frecuente que estas personas tengan muchas dudas sobre cómo actuar, sentimientos de frustración, culpa o miedo hacia el futuro. Hay grupos de familiares de personas con psicosis que pueden ayudar a manejar estas emociones y a encontrar maneras de cuidarse y de cuidar a los familiares con psicosis. 

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Ante todo, agradecerte tu sinceridad. Ser sincera contigo misma ayuda a que no proyectes tu frustración, temores o incertidumbres sobre tu hija. Comentar que tu hija también está viviendo un duelo, siente que ha perdido el tren de su vida. Sus amigos siguen estudiando, sus primeros trabajos, sus primeras relaciones formales, y ella se ha quedado parada. Es tan doloroso, que ni siquiera lo puede verbalizar, ni ponerle nombre. Por ello, es importante remarcar que su vida no termina aquí, que el futuro nadie lo sabe. Un fuerte abrazo a ambas.

Tener un diagnóstico de salud mental no explica todos los comportamientos o actitudes de una persona. Cada cual tiene su personalidad, su temperamento y su manera de enfrentarse a los problemas, y esto es una característica de la persona, no tiene por qué estar relacionado con el diagnóstico.

Dicho esto, y sin conocer la situación con detalle ni a fondo, a veces las personas pueden esconderse tras un diagnóstico para hacer valer sus exigencias, ya sea dinero, hacer lo que le dé la gana, vuestro tiempo, estar horas y más horas jugando en el ordenador, entrar y salir de casa sin dar explicaciones, y un largo etcétera de posibilidades. Por eso, habría que ver en primer lugar si sus exigencias van en una dirección concreta o exige por exigir. 

En todo caso, tenemos derecho a poner límites a otras personas cuando nos sentimos mal en una relación. Es cierto que de mi boca pueden salir cosas horribles hacia las personas que más quiero, y yo, personalmente, en caso de llegar a ello, les agradecería que me pusieran límites, aunque no los entendiera ni aceptara. Poner límites a otros es unidireccional.