Cuando una persona autista (o no autista) se agobia emocionalmente lo primero es saber cuál es el motivo o situación que le produce este agobio, para así poder ayudarla mejor. Las situaciones imprevistas, que algo no salga como se esperan, las interacciones sociales, tener que tomar decisiones o asistir a sitios donde hay demasiados estímulos son algunas de las situaciones habituales que pueden agobiar a las personas autistas, pero también puede que el origen sea algún otro. 

Si se identifica alguna de estas situaciones como fuente del agobio, se trata de ir buscando posibles soluciones para cada una de ellas, como puede ser anticipar, modular las interacciones sociales, pensar estrategias para reducir los estímulos exteriores, etc. 

Pero a veces puede que no sea fácil saber cuál es la causa, o bien porque la situación es compleja o porque a veces las personas podemos tener dificultades para identificar estos focos de malestar, y esto puede pasar aún más con las personas autistas, en las que a veces puede fallar la introspección o la intercepción.

Intenta hablar tranquilamente con tu pareja, respetando sus tiempos y preguntándole por estas cuestiones. A veces puede ser suficiente con que la persona sepa explícitamente que puede contar contigo y que respetes su espacio de calma para poder recuperarse.