Todos los medicamentos tienen efectos secundarios. Algunos pueden ayudar, por ejemplo, a dormir mejor, a disminuir la ansiedad o a incrementar el hambre, pero otros en cambio pueden ser molestos y desagradables, porque presentan, por ejemplo, rigidez, estreñimiento o somnolencia. Aun así, es importante escoger un fármaco que tenga los efectos secundarios menos desagradables para ti. Es muy importante hablar con el profesional de referencia para poder trabajar juntos la reducción de estos efectos secundarios negativos.