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Javi, persona afectada por un trastorno psicótico

«Somos mucho más que un diagnóstico»

Imagen testimonio psicosis adulto

A menudo olvidamos lo importante que es la salud. Una de cada cuatro personas en todo el mundo está diagnosticada con un problema de salud mental, un colectivo del que formo parte, y en el que los prejuicios y el desconocimiento se traducen en estigma, reflejado a menudo en los medios de comunicación y en ciertas series o películas que se consumen desde la adolescencia. Por eso, cuando nos diagnostican un trastorno de salud mental, solemos tener una idea equivocada sobre las limitaciones que esto supone y sobre cómo podemos tener una vida plena a pesar de tener los síntomas propios del trastorno. Todo diagnóstico implica unos síntomas, pero la falta de visibilidad de estos trastornos hace mella en cómo llevarlos.

Es importante entender que cada persona vive la vida y las enfermedades, que forman parte de nosotros, a su manera. No se puede englobar a todo un colectivo bajo unas mismas premisas; esto nos ha perjudicado mucho, ya que cada uno vive con unos síntomas totalmente únicos. Somos mucho más que un diagnóstico, algo totalmente necesario para poder tratarnos, pero que no implica muchas de las limitaciones que nos han impuesto, pues dos personas con el mismo diagnóstico no tienen por qué tener la misma experiencia, cada uno tiene sus virtudes, defectos y formas de encararlos.

Es necesario dar visibilidad a nuestro colectivo y romper con los prejuicios, entender que los trastornos de salud mental son como cualquier otra enfermedad, eliminar los tabús y facilitar que cualquier persona pueda pedir ayuda cuando lo necesite, del mismo modo que la pedimos cuando nos lesionamos haciendo deporte. A mí, pedir ayuda a tiempo y tratarme me ha cambiado la vida, como a tanta gente. Debemos concienciarnos de que sin salud mental, no hay salud de ningún tipo, y que estigmatizar a un colectivo no favorece a nadie. Algunas frases que he tenido que escuchar, como «Para tener la enfermedad que tienes, sabes mantener una conversación» o «No sabía que la gente como tú podía estudiar», y un largo etcétera, reflejan todo el desconocimiento que hay sobre este tema.

El tratamiento: medicación y mucho más

Está claro que cada persona tiene una forma única de llevar un diagnóstico, con todo lo que eso abarca, pero haciendo caso de los profesionales he conseguido llevar una vida totalmente diferente a la que llevaba cuando me diagnosticaron por primera vez a los 17 años. Creo que la curación como tal no existe, ya que se trata de un trastorno crónico, pero existe la mejoría para poder llevar una vida totalmente satisfactoria. En mi caso, todo lo que me han dicho los psicólogos, psiquiatras y enfermeros lo he tenido muy en cuenta.

Creo que también es importante a la hora de seguir un tratamiento ser lo más transparentes posibles con los profesionales que nos llevan. Encontrar una medicación y dosis exacta es una tarea muy dificultosa, pero, a la vez, es la base de nuestra mejora. Debemos dejarnos llevar, pero sin dejar de exponer nuestras prioridades. En mi caso, tardaron más de un año en dar con la clave, porque algunas personas somos sensibles a los efectos secundarios. Actualmente, la medicación me causa mucha somnolencia y me carga más el hígado, pero me cuido intentado depurar el hígado lo máximo que puedo. Aunque la medicación cause ciertos efectos secundarios, al final siempre compensa. Todo diagnóstico tiene su tratamiento para poder mejorar, y el nuestro tiene un gran abanico de oportunidades.

Pero decir que la mejoría se basa únicamente en la medicación seria meter todas las castañas en el mismo saco. Es importante medicarse y hacer caso a los especialistas, pero la medicación tiene que ir en paralelo a una rehabilitación. Si se combina el tratamiento con otros aspectos como hacer terapia, practicar deporte, leer o estudiar para estar mentalmente activo, socializar con gente con quien estemos a gusto y no consumir tóxicos, podemos llevar una vida totalmente plena. En mi caso, a pesar de todo esto, tengo mis síntomas, que, después de trabajar durante varios años con la psicóloga, con mucho trabajo por su parte, he conseguido sobrellevar, sin olvidar que hay tareas diarias que tienen una dificultad añadida para mí, como leer o estudiar y expresarme verbalmente de una forma fluida, y que soy más sensible al estrés o a los nervios.

Es importante combinar el tratamiento con otros aspectos como hacer terapia, practicar deporte, leer o estudiar, socializar y no consumir tóxicos.

Tener un trastorno de salud mental no significa que no me dé cuenta de cuáles son mis limitaciones y tengo que trabajar a diario para intentar paliarlas: cuando estudio, sé que entender a la primera lo que leo es difícil, por eso suelo leer varias veces hasta que lo entiendo; en cambio, tengo compañeros sin patologías que al leer un texto una sola vez y no entenderlo ya se quejan porque es muy difícil. Es muy importante saber que todo se puede mejorar, que existe mejoría.

Una vida autónoma, superando tabús y estigmas

Actualmente, llevo una vida totalmente autónoma, tengo 2 grados superiores, conduzco todos los días, hago deporte a diario (estoy federado, ya que siempre me ha gustado competir) y me encanta la lectura, sobre todo la historia. Tengo amistades con las que comparto diagnóstico y otras con las que no, pero me entienden por igual, y mi mejoría también se la atribuyo a ellas, con las que comparto tanto mi forma de ser como mis hobbies. Por otro lado, me encantan los animales (adopté un gato hace unos años) y la naturaleza. Siempre me ha gustado ser solidario y sentirme realizado, ya que una cosa lleva a la otra. Uno de mis sueños es poder hacer un voluntariado en el extranjero, pero con la situación actual se hace imposible. Todos mis logros los agradezco al equipo profesional que me ha llevado y me lleva actualmente.

Encontrar una dosis exacta de la medicación, hacer terapia y seguir recomendaciones como hacer deporte, leer y socializar, no implica que no tengamos recaídas y altibajos, como en cualquier enfermedad crónica. En este sentido, es importante que vayamos aprendiendo a gestionar nosotros mismos el trastorno, pues no podemos tener una dependencia total de los especialistas, y no siempre tendremos a alguien que nos eche un cable.

A causa de todo el desconocimiento y los prejuicios que hay sobre los trastornos de salud mental, explicar nuestro diagnóstico al círculo más cercano para sentirnos, quizás, más entendidos y libres se convierte en una situación embarazosa. Por eso, recomiendo que una vez nuestros amigos o pareja nos conozcan de verdad, sin una idea preconcebida de lo que es un trastorno mental, les expliquemos con total libertad el diagnostico que tenemos, para que vean que realmente somos personas como cualquier otra. Hacerlo desde un inicio, cuando aún no nos conocen, puede llevar a malas interpretaciones.

Debemos romper el tabú que hay sobre la salud mental, ya que no pedir ayuda a tiempo puede costar vidas.

Desde que me diagnosticaron un trastorno de salud mental hace unos 13 años, he aprendido mucho a valorar la salud, sobre todo la salud mental, y a valorar todo el trabajo desarrollado por psicólogos, psiquiatras, enfermeras y trabajadores, ya que sin ellos andaríamos a ciegas en uno de los mayores problemas de salud que hay actualmente. Debemos romper el tabú que hay sobre la salud mental, ya que no pedir ayuda a tiempo puede costar vidas. Todo tiene solución, con tiempo, un tratamiento, una terapia y siguiendo las instrucciones, podremos disfrutar de la vida. Hay que dar visibilidad a un problema que desgraciadamente cada día afecta a más personas, porque hoy soy yo, pero mañana puedes ser tú. Sin salud mental no hay salud.

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 6 de Abril de 2022
Última modificación: 30 de Enero de 2024