Preparando la mejor muerte posible
Sin duda uno de los acontecimientos más transcendentales del existir humano es la aproximación al momento de la propia muerte. Esa realidad humana que alguien ha denominado cátedra y tabú. Por eso es tan importante poder prepararse para ello, previéndolo, viviéndolo conscientemente cuando vaya llegando y dejándose acompañar.
Por las observaciones sistemáticas y los escritos bien conocidos de la Dra. E. Kübler-Ross y otros muchos autores se ha llegado a describir un proceso por el que casi todas las personas pasan en el tramo final de su vida. Es lo que algunos psicólogos denominan el «modelo fásico del morir». Está compuesto por cinco etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
Aunque es cierto que las necesidades y los deseos de enfrentarse a la muerte varían mucho de una persona a otra en función de las características de su personalidad, sus vivencias previas y su situación social, económica y familiar, no todas las personas transitan por todas las etapas y otros van y vienen por cada una de ellas. Y una persona puede morir con dignidad aun cuando nunca llegue a aceptar la muerte plenamente.
La relación de ayuda en esta etapa del morir humano posibilita el tomar más conciencia de uno mismo, estimula el crecimiento personal, anima a utilizar los propios recursos y actualiza el potencial de la persona.
La actitud de la persona que está en esta fase depende de muchos factores. Su propia personalidad es la variable más significativa en la determinación de las reacciones psicológicas en la enfermedad. Pero el individuo interactúa de continuo con el ambiente y las personas que le rodean. Por eso sus allegados y el equipo asistencial son variables significativas para asumir ese proceso con una actitud más positiva.
Intentando ofrecer algunas consideraciones prácticas para que la persona en situación de final de vida pueda vivir su proceso y ser acompañado mejor, traigo aquí unas pautas escritas y difundidas por el Dr. Jacinto Bátiz, en su libro Cuidando a las personas en el proceso de morir. El Dr. Bátiz durante más de 20 años ha sido jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital San Juan de Dios de Santurce y en la actualidad es director del Instituto para Cuidar Mejor de ese mismo hospital.
Enumero las pautas que él propone desde su larga experiencia y reflexión junto a las personas en situación terminal y trato de ponerlas en boca del propio usuario para animarle a asumirlas y practicarlas en lo que le sea posible.
- Tratadme como a un ser humano hasta el momento de mi muerte. Y no solo atendiendo mi realidad física y social, sino también la psicológica y espiritual.
- Permitidme expresar mis propios sentimientos y emociones sobre mi forma de enfocar la muerte.
- Dejadme participar hasta donde yo pueda en las decisiones que incumban a mis cuidados.
- No me dejéis morir solo, sin la compañía de mis seres queridos o alguno de los profesionales que me atiendan.
- Responded a mis preguntas con sinceridad; por favor no me engañéis pensando que eso puede evitarme el sufrimiento.
- Respetad siempre mi individualidad y no me juzguéis por mis pensamientos o decisiones, aunque sean contrarios a las de quienes me atienden.
- Procurad que me cuiden personas solícitas, sensibles y entendidas, que intenten comprender mis necesidades y que se les note vocacionadas para este trabajo.
- Que quienes me cuiden al final de mi vida lo hagan como les gustaría que los cuidaran a ellos cuando llegue su momento.
- Os ruego que no precipiten deliberadamente mi muerte, pero que tampoco la prolonguen innecesariamente, sino que me ayuden a no sufrir mientras llegue mi muerte.
- Y os pido un último deseo: que mis seres queridos sean atendidos después de mi muerte, para aliviar su pena y ayudarles a seguir viviendo sin mi presencia.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
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