La prevención del suicidio en el sistema penitenciario
Resumen
El sistema penitenciario es un ecosistema complejo, paradójico y altamente burocratizado, pero, como todos los sistemas, sobrevive a las relaciones cotidianas de quienes forman parte de él.
La conducta suicida supone un problema de salud pública de primer orden debido al gran número de personas afectadas cada año en el mundo. El suicidio se considera un trastorno multidimensional que resulta de una compleja interacción de factores biológicos, genéticos, psicológicos, sociológicos y ambientales.
La conducta suicida representa uno de los problemas más graves en el contexto de las instituciones penitenciarias, siendo frecuentemente la principal causa individual de muerte en estos entornos.
El riesgo de suicidio entre la población general y la población penitenciaria presenta diferencias importantes en cuanto a tasas, factores de riesgo y contextos específicos. Los estudios sobre este tema revelan que los índices de suicidio suelen ser considerablemente más altos en los centros penitenciarios que en la población general (Görgülü & Tutarel-Kişlak, 2012).
En cuanto a las tasas de suicidio:
- Población general. Las tasas de suicidio en la población general varían según el país, la región y otros factores demográficos. Por ejemplo, en muchos países, la tasa anual de suicidio oscila entre 10 y 15 por cada 100.000 personas.
- Población penitenciaria. La tasa de suicidios en centros penitenciarios es significativamente más alta que en la población general: 8 veces superior en la población preventiva y 6 veces superior en la población reclusa (Bedoya et al. 2009). En algunos contextos, los estudios revelan tasas de suicidio superiores a 100 por cada 100.000 internos, dependiendo del país y del centro específico (Garés Calabuig et al., 2024) (INE, 2020).
Según los datos del Departament de Justícia de la Generalitat de Catalunya y los informes sobre el estado de los centros penitenciarios, la tasa de suicidio en el ámbito penitenciario es considerablemente superior a la de la población general. En 2021, la tasa de suicidio en las cárceles de Cataluña fue de 3,8 suicidios por cada 1.000 internos, lo que refleja una prevalencia muy alta dentro de la población penitenciaria.
Múltiples factores que impactan en la tasa de suicidios
Es fundamental reconocer que los escenarios penitenciarios varían en función de las características de la población interna y las condiciones específicas del entorno. Factores como la detención a corto o largo plazo, la presencia de personas en espera de juicio, el hacinamiento, la reincidencia, las políticas de sentencias, entre otros, son determinantes que pueden impactar la tasa de suicidios de manera diversa.
Las prisiones suelen albergar a grupos tradicionalmente considerados vulnerables a las elevadas tasas de suicidio. Además, es crucial tener en cuenta que estar encarcelado implica mucho más que la pérdida de libertad física.
El aislamiento es una medida que aumenta significativamente el riesgo de suicidio. Las personas en aislamiento experimentan un agravamiento del estrés psicológico debido a la privación de interacción social, la reducción de estímulos y la percepción de soledad extrema. Estos factores pueden desencadenar síntomas de ansiedad, depresión y desesperanza, que son comunes precursores de ideaciones suicidas. El aislamiento puede acelerar pensamientos autodestructivos, especialmente en situaciones de encierro prolongado.
La juventud representa un factor de riesgo notable en contextos penitenciarios, debido a la fase de desarrollo en la que se encuentran. A menudo, ingresan en prisión sin haber desarrollado habilidades sólidas de afrontamiento y bajo una alta carga de impulsividad y presión social, lo cual puede favorecer conductas autolíticas.
La separación del entorno familiar y la pérdida de vínculos afectivos son factores que afectan de manera significativa a esta población, que se ve obligada a convivir con personas que enfrentan problemas diversos y severos. Este contexto se acompaña de normas de disciplina y supervisión, lo que contribuye a una pérdida de intimidad y, en ocasiones, de identidad.
La conducta suicida es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una causa de mortalidad evitable, ya que en muchas ocasiones se pueden detectar con anticipación, los factores de riesgo y las señales que la preceden. Por lo tanto, es un deber de la administración penitenciaria velar por la máxima detección posible y por la aplicación de las medidas preventivas posteriores. Dado que la población penitenciaria se encuentra bajo la custodia directa de la administración, esta tiene la obligación de:
- Velar por su vida.
- Velar por su integridad.
- Velar por su salud.
Es importante destacar que el impacto de lo que se ha denominado «institucionalismo» se extiende más allá del tiempo de reclusión. Las consecuencias de esta experiencia pueden acompañar a los individuos durante largos períodos, incluso después de su excarcelación. Estudios recientes han revelado que la incidencia de suicidios tras la liberación es mayor que la registrada en la población general, lo que sugiere que la transición de vuelta a la vida en libertad puede ser un momento crítico en el que muchos reclusos enfrentan un elevado riesgo de conducta suicida.
En 2023, se registraron un total de 6 suicidios en el contexto penitenciario de Cataluña, desglosados en 4 hombres cis y 2 mujeres cis, sin registrar casos de personas trans. En lo que va de 2024, hasta finales de octubre, la cifra ha aumentado a 11 suicidios, de los cuales 9 corresponden a hombres cis y 2 a mujeres cis, manteniéndose también la ausencia de casos entre personas trans.
La predominancia de suicidios entre hombres puede reflejar varios factores, incluyendo estigmas relacionados con la vulnerabilidad emocional y el miedo a buscar ayuda, que son comunes en las culturas masculinas. Es importante considerar los métodos utilizados y las diferencias de género en este aspecto. En general, los hombres tienden a emplear métodos más letales cuando intentan quitarse la vida, lo que contribuye a las cifras más altas de suicidio en este grupo.
Las mujeres reclusas, más factores de riesgo vinculados al rol social
Por otro lado, las mujeres también enfrentan desafíos únicos en el entorno carcelario, como la violencia de género, el trauma y el estigma, que pueden influir en su salud mental y aumentar su vulnerabilidad. En las mujeres y los métodos utilizados, aunque presentan menos casos de suicidio consumado, tienden a realizar más tentativas de suicidio. Esto puede estar relacionado con una mayor predisposición a expresar su angustia emocional. La literatura muestra que las mujeres internas en centros penitenciarios se suicidan 20 veces más que las mujeres no reclusas (Marzano et al., 2010).
Las mujeres encarceladas enfrentan una serie de factores de riesgo específicos que están íntimamente relacionados con su rol social. Muchas de ellas, al ser madres o principales cuidadoras en sus familias, sufren un profundo sentimiento de culpa y ansiedad por la separación de sus hijos y seres queridos. A medida que la fecha de salida se acerca, se experimenta una combinación de miedo, incertidumbre y presión debida a las expectativas familiares y sociales que pueden recaer en ellas, lo cual representa un riesgo significativo.
La ausencia de suicidios entre personas trans, en estos dos últimos años, podría interpretarse de diversas maneras, desde la falta de registros precisos hasta la posibilidad de que este grupo esté siendo invisibilizado en los datos.
La conducta suicida en los centros penitenciarios de Cataluña representa un desafío significativo que requiere atención y estrategias adecuadas de prevención, intervención y posvención. La comprensión de los factores que contribuyen a esta problemática es esencial para sensibilizar, no solo reducir las tasas de suicidio, sino también mejorar el bienestar emocional y psicológico de la población reclusa.
Un plan de choque para dar respuesta a la creciente tasa de suicidio en los centros penitenciarios
Ante el alarmante aumento de suicidios en el ámbito penitenciario durante 2024, se ha implementado un plan de choque para abordar esta problemática de manera urgente y efectiva. El plan de choque sobre la prevención del suicidio en el ámbito penitenciario de Cataluña proviene del Departament de Justícia de la Generalitat de Catalunya como respuesta a la creciente preocupación por las tasas de suicidio en los centros penitenciarios.
La iniciativa se basa en estas medidas;
Establecimiento de mesas de trabajo en cada centro penitenciario.
Esta mesa estará compuesta por todos los agentes implicados (equipo de Bienestar, Servicio Interior, Atención Primaria de Salud y Salud Mental) y se reunirá mensualmente para revisar datos sobre la detección, activación y desactivación de casos, así como su evolución. Además, propondrá recomendaciones a la dirección del centro y desarrollará soluciones inmediatas para los problemas que surjan.
Sensibilización y formación.
Implementación de programas de formación (píldoras formativas) dirigidos a todos los agentes penitenciarios y profesionales involucrados en la atención de los internos. Esto incluye formación sobre prevención del suicidio y manejo de crisis.
Difusión y formación en las guías de prevención del suicidio, dirigida tanto a profesionales como a entidades, voluntarios, familias, el entorno cercano y a las personas privadas de libertad.
Sistema de alerta para eventos críticos.
Creación de un sistema de alerta que active protocolos de protección ante situaciones críticas.
Buzón de aviso y soporte interno.
Implementación de un buzón para que los internos puedan comunicar situaciones de riesgo o solicitar apoyo.
- Instalación del buzón AVISO POR LA VIDA en todas las dependencias del centro, accesible a todas las personas internas.
- Implementación de la figura del interno de apoyo, con el fin de acompañar, desde una perspectiva de apoyo y convivencia, a las personas en riesgo de suicidio.
Control de activaciones del protocolo.
Establecimiento de un sistema de monitorización para las activaciones del protocolo de prevención del suicidio, así como para las actuaciones de atención primaria.
- Intensificar el seguimiento por parte de Atención Primaria de las personas con riesgo bajo y moderado de suicidio.
- No se desactivarán los PPS con alto riesgo de suicidio; en su lugar, se organizará el seguimiento mediante una disminución gradual del riesgo (siendo considerado riesgo medio o bajo), de acuerdo con la justificación clínica psiquiátrica.
- El equipo de Bienestar realizará un seguimiento bimensual de las personas que presentan factores de mayor riesgo, tales como autolesiones, intentos autolíticos, juicios pendientes, entre otros factores a considerar. También supervisará las detecciones/activaciones y emitirá recomendaciones a los equipos directivos del centro respecto al Plan de Prevención del Suicidio (PMPS).
Restricción de acceso a medios u utensilios letales.
Se elaborará un listado de herramientas que puedan ser utilizadas como métodos peligrosos, junto con medidas específicas para mitigar estos riesgos.
Habilitar espacios alternativos.
Crear espacios de monitoreo bajo videovigilancia más agradables, con una disposición ambiental adecuada para personas en riesgo de suicidio.
Habilitar en el Departamento de Atención Especializada para personas con discapacidad intelectual y en las Unidades de Intervención Compensatoria espacios más flexibles y menos restrictivos, donde se puedan ofrecer alternativas para resolver conflictos.
Intervención intensiva en régimen cerrado.
Desarrollo de programas de intervención intensiva dirigidos a internos en régimen cerrado, quienes a menudo presentan un mayor riesgo de suicidio debido a la falta de interacción social y apoyo emocional.
Conectividad y accesibilidad.
Asegurar el registro de la información en el repositorio compartido por parte de todos los profesionales (sanitarios y penitenciarios) sobre detecciones, activaciones e intervenciones, respetando la confidencialidad y la normativa legal.
Estudio de riesgo con perspectiva de género.
Realización de estudios de riesgo que consideren las diferencias de género en la población penitenciaria, reconociendo que los distintos géneros pueden presentar diferentes factores de riesgo y necesidades.
La implementación del plan de choque para la prevención del suicidio en el ámbito penitenciario marca un paso significativo hacia la mejora de la salud mental de las personas internas.
El grupo de trabajo asignado para el análisis exhaustivo del plan de choque y la implementación de los ajustes y recomendaciones correspondientes será responsable de la supervisión continua de cada componente del plan, evaluando su efectividad y proponiendo las modificaciones necesarias para garantizar su éxito.
La prevención del suicidio, especialmente en el ámbito penitenciario, debe entenderse como una tarea colectiva, en la que todos los agentes, jugamos un papel crucial. Al involucrarnos de manera activa en la detección y prevención del riesgo suicida, podemos crear entornos más seguros y humanos.
Si tienes pensamientos suicidas, pide ayuda:
También puedes comunicarte con los servicios de emergencia locales de tu zona de residencia.
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024
Línea de atención a la conducta suicida -
061
Salut Respon -
900 925 555
Teléfono de prevención del suicidio de Barcelona